Soy Layla, tatuadora especializada en fineline, un estilo que combina la sutileza
con el detalle, donde cada trazo tiene un propósito y un significado.
Llevo más de dos años dedicada plenamente a ello, el tatuaje es más que una técnica, es una forma de conexión. Mi enfoque no solo es estético, sino que también es profundamente humano.
"Médico de almas" es el lema que guía mi trabajo. Porque para mí, tatuar no es
simplemente decorar la piel, sino acompañar procesos internos: marcar un cierre, sellar un comienzo, recordar
a alguien, sanar una herida, o simplemente reafirmar quién eres hoy. Cada tatuaje que hago nace de una conversación, de una emoción compartida, de un espacio en común o de una extensión de identidad que pide ser marcada.
Mi labor es traducir tu historia en arte, con sensibilidad, cuidado y respeto. Hay quiénes van al médico para curar su cuerpo o su mente; quienes vienen a
mí, muchas veces, necesitan sanar el alma. Y ahora también lo dejo por escrito.